Botox
La Toxina Botulínica A es una neurotoxina producida por el Clostridium botulinum, cuyo mecanismo de acción consiste en el bloqueo selectivo, temporal y reversible de la neurotransmisión en las terminaciones periféricas colinérgicas de la unión neuromuscular, produciendo debilidad y atrofia en el músculo infiltrado. Esta sustancia paraliza o disminuye la función del músculo sobre el que se aplica.
Con esta técnica se relajan temporalmente los músculos faciales, previniendo la formación de arrugas y suavizando las existentes, hasta ser casi inapreciables. Se utiliza para corregir arrugas dinámicas o de expresión. Se aplica principalmente en la mitad superior del rostro, siendo el entrecejo y patas de gallo las zonas más habituales.
Toxina Botulínica para Bruxismo
El bruxismo se define como rechinar y/o apretar los dientes, involuntaria e intensamente, debido a hipertrofia y contracción reiterada de los músculos masticatorios, especialmente los maseteros. Puede suceder durante el sueño o de día.
Los tratamientos empleados tienen la finalidad de limitar el daño sobre diferentes estructuras biológicas, especialmente la articulación témporo-mandibular. La aplicación de la toxina botulínica tipo A es efectiva para controlar los dolores musculares, el estrés y la ansiedad causados por el bruxismo y el apretamiento dental. Es una alternativa segura y efectiva que mejora la calidad de vida del paciente y, lo que es más importante, una opción terapéutica con efectos transitorios.
El bruxismo, comúnmente conocido como rechinamiento de los dientes, genera dolencias como dolor facial, desgaste excesivo de los dientes, migrañas, hipertonía de los músculos de la masticación (aumento de tensión muscular). Para tratarlo comúnmente es necesario el uso de férulas nocturnas (o placas miorrelajantes), para proteger los dientes y se complementa con la toma de medicamentos para disminuir la inflamación del músculo, o sedación en intento de limitar la fuerza de este.